lunes, 27 de octubre de 2014

METAMORFOSIS DE HOMBRE A MUJER CAPITULOS 18 Y 19


METAMORFOSIS DE HOMBRE A MUJER
CAPITULO 18
MI NUEVA VIDA EN LA CAPITAL

Me encontraba sentado de copiloto junto a Franco quien atentamente había ido a esperarme al aeropuerto y me preguntaba detalles sobre mi viaje mientras yo le explicaba que era mi primera vez que viajaba en avión. Veía como miraba mis hermosas piernas que asomaban por debajo del vestido que llevaba puesto en aquella tarde calurosa de verano, clima muy común en la capital a principios de febrero.

Desde el momento en que amanecí  misteriosamente convertido en una bellísima mujer aquella mañana del 21 de diciembre, sin saber cómo ni porque mi forma de actuar también se fue adaptando a esta nueva anatomía y casi sin darme cuenta comenzaba a sentirme y a gustarme el poder ser una mujer de verdad. El sentir la ropa interior femenina en mi piel me producía una sensación de bienestar que me excitaba de una forma diferente al que cuando era físicamente hombre. Era una situación muy difícil de entender y mucho más de poder explicar; lo que me producía el estar en una piel de mujer.

Al principio me costaba el acostumbrarme a usar faldas y vestidos cosa que fue cambiando con el transcurrir de los días y no me cansaba de contemplarme en el espejo y admirar lo preciosa que me veía vestido así tan femenina. También me sorprendía como se me había hecho habitual la habilidad de maquillarme con una destreza que ni siquiera yo entendía. Me gustaba verme y sentirme linda lo que me brindaba una seguridad en mi mismo que lo complementaba con los conocimientos adquiridos en mis años de universidad.

Si bien estaba nervioso por lo de mi estreno en mi forma de viajar, creo que también lo era por la nueva vida que se me venía en forma tan apresurada y tan abrupta. Este viaje había sido muy apresurado. Apenas si, había tenido tiempo de despedirme de mis compañeros de la sucursal del banco y de mi familia, iniciando un nuevo desafío en un puesto de gerencia al alero de Franco Polic, el hijo del dueño de toda una cadena de las empresas más importantes de este país. Sólo eso sabía de él, pero se había entusiasmado tanto en mi trabajo según el, que me convenció de irme a trabajar a la principal sede de su institución bancaria instalada en Santiago de Chile la capital de mi país, con una oferta de sueldo y garantías personales que era imposible negarse ante tal ofrecimiento.

Franco durante el trayecto aprovechaba para explicarme los detalles de lo que sería mi nuevo puesto de trabajo dentro de la empresa,   la cual  precisamente él era  prácticamente el principal jerarca, ya que su padre tenía otros negocios que atender.

Ahí me contó que tenía un hermano mayor que también estaba a cargo de ciertos negocios y que el estaba al mando del banco desde principios de este año solamente y que su experiencia no era muy buena en este tipo de negocios.

Pero contigo creo que voy a respaldarme muy bien además esta Ambrosio el si tiene mucha experiencia en esto.  Ambrosio lleva muchos años en el negocio es el segundo abordo después de mí- Me explicaba mientras conducía.

Cuando llegamos a un sector residencial de casas y edificios muy elegantes me indicó que ya estábamos cerca del apartamento que la compañía me había rentado.

Cuando nos detuvimos luego de ingresar a un estacionamiento de vehículos se acercó un conserje del edificio saludando con mucho respeto a Franco y a mí.

-Estas son las llaves del apartamento de la señorita.

Está en el piso 11. déjenme ayudarles con parte del equipaje- dijo el señor de nombre Manuel, Era un tipo bajito, gordo y muy agradable.

Entre ambos me ayudaron con el equipaje mientras yo sostenía mi notebook, mi bolso de viaje y mi cartera. Subimos por el ascensor mientras el señor me indicaba las cosas con que contaba el edificio.

-Tiene piscina en el último piso en realidad está en la azotea- me indicó- y además un gimnasio.

Que también está en el primer piso junto con la sala de lavado.

Al ingresar a la que sería mi nueva morada casi se me sale un suspiro de admiración. El departamento que me habían alquilado estaba muy bien decorado femeninamente hablando, seguramente habían contratado a una especialista en el tema. Franco me pregunto si me gustaba el lugar.

- Esta súper lindo-  Y lo estaba. Ahora que estaba en ese lugar más bien todo me parecía un sueño un sueño del que ahora no quería despertar jamás.

Este apartamento, era demasiado pomposo para lo que yo estaba acostumbrado a conocer hasta ese momento. Tenía un dormitorio y un baño y medio, y reflejaba en él un concepto ideal para mujeres solteras, según me explicaba Franco, mientras abría las cortinas. Si yo fuera una “mina pitúca” (niñita bien), entonces el sitio sería ideal para mí. Pude apreciar los colores, las texturas y el estilo, así como artículos de los muebles y las líneas de diseño creaban una sensación más que elegante, también daban a los espacios compactos una sensación de amplitud, logrado a través de un fuerte énfasis en la transparencia y apertura en el diseño de los elementos individuales.

Una escalera de caracol en el medio de la vivienda creaba una audaz declaración de espacio, al tiempo que mostraba un hermoso juego de luces.

Franco me hizo un ademán con la mano hacia la escalera antes mencionada para que subiera. Lo hice mientras una sensación de nerviosismo hacía que me temblaran un poco las piernas cuando creía sentir clavada su mirada en mis muslos al sentir sus pasos que me seguían al ir pisando los escalones en busca del segundo piso.

Me di la vuelta para mirar a Don Manuel que permanecía de pie abajo, creo que con su mirada clavada hacia mis piernas que desde el sitio en que él estaba situado debería tener un ángulo muy privilegiado voy erísticamente hablando. y levantaba su brazo para despedirse.

Señorita Alejandra, estoy a su disposición para lo que necesite. En el citó esta mi número de conserje.

- Gracias Don Manuel.

La planta superior estaba ocupada por el dormitorio, baño y vestidor, dando forma a un moderno cuento de hadas. Yo no paraba de sorprenderme. Franco me tomó de la mano y me condujo hacia la recamara.  Quede sorprendido. Frente a la cama, la habitación se abría hacia abajo en la zona de comedor a través de cuatro ventanas sincronizadas, con una cortina.
-Esto es para cuando la discreción sea necesaria  dijo Franco con una sonrisa maliciosa. Momento en el cual volví a sentir ese cosquilleo que había comenzado a conocer desde que me había convertido en hembra al estar cerca de un hombre que me llamara la atención.
En el otro lado de la habitación, una ventana oval encerrada dentro de un nicho de asientos tapizados Chesterfield, creaba un efecto de tocador sensible y ofreciendo un enlace visual para el baño. La materialidad de la habitación se caracterizaba por los tejidos blandos: Una pila de espesor, la alfombra de terciopelo, cuero blanco, tapizado, una extensión diáfana y sin embargo, opulenta de la cortina, y el papel pintado con motivos de flores en la pared detrás de la cama, se compensaban y complementaban con muebles de dormitorio blancos.

Esto es de verdad maravilloso para mí.

Me atreví a decirle mientras no paraba de sorprenderme al contemplar el lugar en que viviría.

El cuarto de baño continuo estaba rodeado por el gres porcelánico ejecutado en franjas horizontales, lo que generaba una sensación muy táctil. Un armario de baño con espejo de madera de roble blanqueado se extendía a lo largo de la habitación. Con sus puertas de espejo y múltiples compartimentos iluminados, se respiraba una sensación de abundancia el que ofrecía un generoso espacio de almacenamiento.

Resumidamente era un departamento tan grande y muy bien equipado. Nunca en mi vida había visto algo así. Estaba acostumbrado a vivir en una casa de villa de clase media la cual aun mis padres no terminaban de pagar el crédito hipotecario adquirido a 25 años plazo en un banco de la competencia.  Me ponía súper feliz el pensar que ahora ese era mi nuevo hogar y como un niño pequeño subía y bajaba revisando todo el lugar. Franco lanzo una sonrisa y dio vuelta la cara cuando me vio caer en la cama levantando mis piernas y agitándolas dando unos gritos de felicidad. Supuse también que en esas jugarretas infantiles que no podía evitar por la satisfacción que sentía le había enseñado toda mi intimidad. Creo que se sintió incomodo y me dejó solo aludiendo algún compromiso lo único que dijo era que este sería mi nuevo departamento, antes de que se fuese, me invito a salir yo por la emoción y sin pensar acepte me dijo que me diera un baño y que en unas 3 horas regresaría.


METAMORFOSIS DE HOMBRE A MUJER
CAPITULO 19
MI CITA CON FRANCO.
Franco se retrasó un poco en ir a recogerme al departamento situación que agradecí porque eso me dio tiempo para arreglarme y verme lo más linda posible para la ocasión. Desde mi perspectiva de hombre sabía muy bien como maquillar y arreglar para hacer lucir hermosa a este cuerpo que ahora habitaba, era una tarea demasiado sencilla y simple. Si hasta cuando me levantaba de la cama por la mañana con el cabello desordenado y el rostro soñoliento al mirarme al espejo, aun así podía contemplar un bello rostro derramando esa sensualidad que nunca había dejado de admirar en las mujeres y que ahora felizmente podía ser yo quien transmitiera esa cuota de encanto de la cual me sentía realizado de poseer en mi persona.

Me puse un vestido un poco más elegante, de color celeste que me llegaba más arriba de la rodilla. Me miré en el espejo para revisarme como lucía mi redondo trasero en el espejo mientras acariciaba mis nalgas tocando y palpando mi ropa interior blanca, por sobre el traje que llevaba puesta en aquella ocasión. Los zapatos de taco alto hacían que mi cola resaltara más aun, luciendo firme y vigorosa. No me puse medias de nylon siempre las había detestado y porque el calor del verano arremetía con fuerza aun cuando la noche ya comenzaba.

Cuando bajábamos por el ascensor una niña de unos 12 años me saludó preguntándome si era nueva en el edificio, se llamaba Paulina. Luego me dijo lo linda que lucía y que cuando fuera grande le gustaría ser como yo. Franco sonreía ante cada pregunta que me hacía la chiquilla. Cuando él se alejó hacia el mesón de entrada del edificio en que se encontraba Manuel el conserje, le pregunté a Paulina.

- Dime la verdad ¿Se me notan los calzones?

- Según mis hermanas mayores dicen que esa es la idea. Oye tu pololo es lindo.

- No, él no es mi pololo.

- Pero si es lindo. ¿verdad?

No supe que responder, pero creo que Paulina tenía razón Franco era el hombre que cualquier mujer desearía; alto atlético, bello, profesional, rico e inteligente.

Una copia del hombre del cual se podría llamar perfecto. ¿Es que acaso los hombres así verdaderamente existían? Al parecer si, y yo me había topado de frente con uno de ellos.
La niña comentó.

-Tú y el harían linda pareja.

Me agache hacia ella para preguntarle casi al oído al ver que Franco se acercaba.

-¿Por qué piensas que el y yo somos afines?

- No lo sé, solo lo veo así.

Franco interrumpió el dialogo.

- ¿Haber de que hablan estas lindas señoritas?

- Cosas de mujeres- Le respondí. ¿No es así amiga?

- Correcto- dijo la niña, como feliz de haberse ganado mi confianza.

Una vez más me sentía dando otro paso agigantado hacia la aceptación de que ya estaba asumiendo de un modo natural que era una mujer en toda mi dimensión.

Sin lugar a dudas me sentía plenamente una mujer.

Me despedí de la niña más inquieto aun mientras Franco se acercaba para acompañarme hacia su automovil.

Llegamos a un restaurante bastante elegante ubicado en el barrio alto de la capital. El desplegó en todo momento sus actitudes de un auténtico caballero, cumpliendo su rol de protección hacia mí. Me llevó “tomada” de la cintura hacia la mesa reservada con anticipación, mientras un mozo que al parecer conocía muy bien nos indicaba el lugar de la reserva. Franco me acomodó la silla para que me sentara; luego el busco la suya para ubicarse frente a mí a tiempo que el mozo nos entregaba “la carta con el menú”. En un año trabajando como ejecutivo bancario había aprendido a conocer una variedad de “menúes” propios de los restaurantes elegantes a los que a partir de ahora comenzaría a frecuentar.

Degustamos la cena mientras platicábamos. Evitaba hablar sobre mi niñez y curiosamente el tampoco se refería a la suya. Me preguntó por mi novio y tuve que confesarle que mi relación con Jaime estaba bastante deteriorada sobre todo cuanto le comuniqué que me iría a la capital a asumir este importante cargo que me habían ofrecido y en el cual mi carrera se proyectaría en una forma meteórica la cual me permitiría realizarme profesionalmente.

El me escuchaba atentamente y no podía dejar de mirarle esos tremendos ojos verdes que me observaban con una ternura que yo en mi vida había sentido desde los ojos de un hombre. 

¿ Pero que locuras me estaba imaginando? ¿Cómo podía yo estar pensando ese tipo de cosas? ¿Cómo podía estar difariando de ese modo por la mirada de un hombre? Lo cierto que el brillo de sus pupilas me hacían sentir de algún modo cosas que yo sabía que se podían sentir y en esta piel de mujer era bastante extraña la forma de palparlas. El mozo volvió a interrumpirnos al ofrecernos el aperitivo. Tomé aquel sour de un dos por tres no sé si para calmar mi ansiedad y nervios o fue por la fuerza de costumbre sin pensar que ya no habitaba mi antiguo cuerpo varonil. El asunto es que aquel licor me anduvo mareando con bastante rapidez. Eso ya lo había experimentado sabía que esto me ocurría desde que estaba este maravilloso cuerpo de mujer. Por lo tanto debería ser más precavido,  no debía dar una mala imagen a aquel hombre que me estaba pavimentando el camino a mi carrera profesional.

Aún no comenzábamos a cenar cuando una mujer bastante atractiva se acercó a nuestra mesa y le habló con un tono bastante duro a Franco como demostrando que había un cierto grado de confianza entre ambos.

-Así que por esta “huevona” me dejaste desgraciado e infeliz- Le dijo en un tono bajo. Era una mujer distinguida por su manera de vestir, a pesar que su vocabulario echara por tierra su apariencia pero como decimos aquí en chile por lo menos tenía “la cara de cuica”.

-Priscila, no quiero escándalos aquí por favor- Le dijo Franco poniéndose de pie para enfrentarla.

Yo por mi parte permanecí sentado solo expectante a lo que sucedía y con unos nervios que me carcomían en ese instante de apremio al que me veía sujeto.

Ella me encaró a mí.

-Dime bonita, ¿De dónde saliste? Tienes una cara de trepadora que ni te la puedes,
-No la insultes. Ella es Ingeniera comercial y trabajará conmigo- Le contestó Franco tratando de defenderme.

-Franco Polic. Te desconozco. Desde cuando te estás fijando en chulas con cartón universitario.

Franco la tomó de un brazo y la sacó del lugar. La mujer miró hacia su alrededor y no opuso resistencia. En ese momento creo que más de alguien se estaba dando cuenta de la situación y esto me puso más nervioso y de pura ansiedad sentí unas ganas enormes de ir a orinar.

Franco volvió enseguida y le indiqué que quería ir al sanitario. El me tranquilizó por la situación vivida y me indicó el camino hacia el wc. Aún así lo noté molesto por lo que había tenido que enfrentar.

Entré al servicio sanitario de damas era un lugar muy elegante y amplio distinto a los lugares de ese tipo a los que yo había asistido. Ingresé a una de las casetas sanitarias; me baje mis calzoncitos y me senté cómodamente en el sanitario.

Dos tipas acababan de entrar. Sólo escuchaba sus voces detrás de la puerta .Una le dijo a la otra.

-¿Te diste cuenta del escándalo que quiso armarle Priscila a Franco?

.Sí. Creo que ella no soporta la idea de que él la haya dejado.

-¿Y quién es la tipa que lo acompaña?

.No la conozco. Es muy bonita, pero se nota que no es de alcurnia.

-Creo que a Franco le incomodó la situación en que se vio envuelto.

-Una persona conocida como él es obvio que no pasa deparcebido y a su familia no le gustan los escándalos.

.Con los que se ha visto envuelto su hermano es suficiente para ellos.

Franco no es de los que tienen fama de mujeriego. El es de bajo perfil era obvio que la relación con Priscila no iba a resultar.

Ambas mujeres se retiraron del lugar, y no alcancé a escuchar lo que siguieron platicando a cerca de aquel hombre que comenzaba a interesarme.

Franco sin duda era el hombre ideal que cualquier mujer querría para que fuera su esposo, y eso era lo que le molestaba a su ex novia que seguramente pensaba que yo era la causa del término de aquella relación. Por lo que habían platicado aquellas dos mujeres los Polic eran bastante conocidos, quizás por su poder económico o por su importante apellido en las altas esferas de la capital chilena.

Desde aquella transformación que cambiaría mi cuerpo por el de esta bellísima mujer la cual se reflejaba en el espejo al mirarlo, también estaba cambiando mi vida en lo social y quizás también en lo sentimental.


1 comentario:

  1. pricila amo tu blog desde que lo hiciste y bueno para mi seria un honor formar parte de los blogs que sigues aparte de que tu blog es uno de los mas reconocidos junto con el blog de alex
    http://enciclopediatg.blogspot.mx/
    porfavor agregame me despido un saludo de siesta

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