Por si olvidaste como va la historia
Capitulos 22 y 23 (11-01-2015)
METAMORFOSIS DE
HOMBRE A MUJER
CAPITULO 24
FRANCO REGRESA.
Habían pasado casi una
semana del triste episodio
de mi cuasi violación por parte
de ese odioso
ejecutivo portugués. Era día
viernes cuando llegué a
las oficinas del
banco y me
informaban que Franco me
esperaba en su despacho. Había regresado
de su inesperado viaje.
-Alejandra que bueno
verte. ¿Cómo estás?
Franco me abrazó
en forma efusiva mientras
me daba un
suave beso en la mejilla.
- Si, yo estoy bien. ¿Cómo estuvo tu
viaje?
- Si bien. Como te dije las
veces que te
llamé por teléfono, era importante mi viaje
y por eso quería que conversáramos . No te dije
nada por celular
porque quería hacerlo personalmente. Pero de ese tema
hablaremos después. Toma asiento.
Sentí una alegría que no podía
describir ciertamente al verlo
allí en
su puesto de trabajo con esa facha segura e imponente
con ese semblante que poseía y que
ahora como la mujer que yo
era, entendía lo
que ese hombre
significaba para los
gustos de las
personas del sexo femenino, como
yo ahora. El era
un tipo guapo,
caballero, millonario exitoso y
para mi suerte, como
decía mi secretaria, “yo le interesaba
más que por mis capacidades
profesionales, si no más aun,
como mujer” Esta mujer bellísima en que ahora misteriosamente me había convertido y que
no me cansaba de
mirarme en los
espejos como si aún dudara
que esta
metamorfosis de hombre a
mujer fuera verdad. No podía
decir que yo
era una víctima
de estos sucesos, porque estos
cambios habían sido
demasiado benevolentes conmigo. Era como si
hubiese sido privilegiado
con este misterioso cambio de sexo que
me había afectado, dando un vuelco tan
positivo y beneficioso para mí.
Franco se sentó
sobre la mesa de su escritorio
mientras yo lo hacía
en el sillón de
visitas frente a
él. Crucé mis
piernas como toda
una señorita esa misma
en la que ahora
me había convertido y
en la que
ya me había acostumbrado a
asumir.
-Quiero hablar sobre el incidente con
el ejecutivo portugués.
-Ya te lo expliqué
por teléfono. No le demos más
vueltas a ese desagradable
asunto.
-Pero Alejandra Es algo que no podemos dejarlo pasar
por alto en la empresa, puesto
que somos una institución seria.
-Yo quiero olvidarlo. De
verdad Franco. El tipo ya
me pidió disculpas.
-¿Porque aceptaste la
invitación de alguien que
apenas conocías?
Franco tenía razón.
No supe decirle que
no al empresario
ese ¿Pero cómo podría
explicarle que a menudo cometía errores
en mi comportamiento desde
que había amanecido hacía
unos meses convertido
en mujer?
-Me equivoqué Franco lo
siento. ¿Tú has
hecho cosas de las
cuales te has
arrepentido?
-Alejandra, corriste peligro.
Y yo me preocupo por ti. Me
siento responsable por lo que
te suceda. Yo
te traje aquí
a la capital.
-Disculpa, tendré más cuidado
la próxima vez.
-Te prohíbo que salgas
con nadie. ¿Me entiendes?-
Dijo esto último acercándose y tomándome
ambas mejillas con sus
aunque delicadas, firmes y grandes
manos; más enormes que
las que yo poseía
cuando era hombre.
--¿Me harás caso
Alejandra?
-si lo haré.-
Me agradaba la
forma de protección
que me brindaba
con un cierto grado
de autoritarismo que en mi cuerpo de
mujer me producía una sensación de
sumisión que misteriosamente no me incomodaba
si no muy por el contario
se transformaba en
una adaptación inexplicable.
Nos complementábamos
misteriosamente el uno con el
otro de una manera casi perfecta.
Creí que me iba
a besar es
más creo que
anhelaba que lo hiciera
deseaba sentir su boca
en la mía. Cuando el sonido del
teléfono fijo de
la oficina nos interrumpió.
-Aló .si buenos días…si va enseguida hágalo pasar a
la oficina de la
señorita
Alejandra.-
Me miró a
la vez que
colgaba y me dijo- A la
noche platicaremos. Te esperan
en tu despacho.
Al salir de la oficina de
Franco creí sentir su mirada a
mis espaldas de la misma forma
que yo lo
hacía con las mujeres que me
llamaban la atención cuando
era un hombre.
Involuntariamente balanceé mis
caderas al caminar casi provocativamente. Ahora me percataba
de aquello. Era algo que había
aprendido hacer, casi sin
querer y me
deleitaba el saber hacerlo.
El día transcurrió de
prisa como era costumbre desde
que me desempañaba en mi nuevo cargo
como siempre agobiado por los diferentes y delicados asuntos
que debía resolver
como gerente de negocios en
dicho banco.
Al llegar al departamento
bajaba al gimnasio
y hacía una leve
rutina de ejercicios de no más de
una hora. Estaba
en ello cuando sentí nuevamente
la voz de
Franco que llamaba.
-Supuse que estarías aquí.
-Siempre quise vivir en un
edificio con gimnasio propio. Y
cumplí ese sueño- decía esto mientras
no dejaba de
pedalear en la
bicicleta estática. Dejé de
hacerlo cuando él se acercó para besarme
la mejilla.
-Estoy toda sudada- Dije
mientras me secaba
el cuello con la
toalla.
-Bueno si quieres sube a cambiarte
para que salgamos.
-¿A dónde quieres ir?
-Dije que necesitaba hablar
contigo. Por eso quiero que salgamos. Recuerda que
te lo mencioné
hoy en la
mañana. Es necesario que conversemos.
Subí de prisa el me acompañó al departamento se dedicó a ver televisión mientras yo me
duchaba. Mientras el agua tibia
recorría mi cuerpo quise imaginar que
Franco entraba al cuarto de
baño a contemplar mi
exquisita desnudes a probar de
mis labios de mi cuerpo que bien sabía
yo que comenzaba a
gritos el desear también el beber
de su virilidad de
una forma inentendible como un fuego
abrazador en el
que de ninguna manera yo
temía el
correr el riesgo de
quemarme. Pero en todo
momento se portó caballerosamente y esbozo una
sonrisa al verme salir vestida jovialmente de mi recamara.
-¿está bien así?
-si estás bien siempre estás
bien.
-Me vestí más juvenil
y sencilla al
verte a ti de jeans
y camisa.
Decidí ponerme una minifalda de
mezclilla y una blusa blanca casi transparente con la cual se notaba por debajo
mi brasier del
mismo color toda esta
tenida que lucía aquella tarde de
verano la acompañaba con unas
sencillas aunque costosas
sandalias café claras. Todo ese combinación de
vestuario lo había copiado de
una revista de una
prestigiosa marca femenina.
Al salir del edificio, sentí
la frescura del
atardecer recorrer mis
muslos subiendo envolvente por
mis piernas rumbo hacia mi nuevo sexo
cubierto por aquella coqueta prenda
íntima que había
elegido para la ocasión. Me sentía feliz en
este cuerpo maravilloso de
mujer.
METAMORFOSIS DE
HOMBRE A MUJER
CAPITULO 25
Somos iguales.
Franco descendió
del automóvil, cuando llegamos
a aquel
maravilloso mirador del cerro San Cristóbal; cuya vista privilegiada
permitía contemplar como aquel
atardecer del verano capitalino, moría
para dejar paso al anochecer con
un tinte romántico. El,
caballeroso como siempre, me abrió
la puerta para que bajara; sentí nuevamente la
briza fresca entre mis
piernas mientras me tomaba
de la mano para
ayudarme. Sentía que el
clima y la escenografía se
habían confabulado muy ad-hoc
para la ocasión.
Franco se
notaba nervioso desde
que había regresado de su inesperado
viaje. Había notado en
él, un cambio en su manera de
comportarse. Presentía que algo
me ocultaba y
que si antes
lo había disimulado para conmigo, era obvio que quería desahogarse y
decirme algo que de
apoco me había estado insinuando desde los últimos días.
Mientras caminaba
hacia uno de los catalejos
del lugar que permitía tecnológicamente
una visión más espectacular del paisaje urbano. Sentía una femineidad
que me envolvía quizás por mi
ropa que tanto me encantaba usar ahora
que soy hembra, quizás por mi perfume
que en mi suave piel se
compaginaba en un aroma que se
mezclaba a la perfección con mi
propio olor a mujer.
Franco me
miró y creí sentir su voz casi
temblar.
-
Alejandra, quiero que sepas
que todo lo que he
hecho ha sido
sin mala intención.
-
¿De qué se trata? ¿Qué es
lo que quieres decirme?
Franco tomó
aire y miro hacia
el horizonte.
-
Supongo que estas
satisfecha de lo que
has conseguido hasta ahora has
demostrado ser una muy buen
profesional. Aprovechaste la oportunidad que se te
brindo de la mejor manera.
Supongo que muchos
profesionales como tu
ambicionan tener esta ocasión
que a ti se te
dio.
Franco tenía razón cuando era un
hombre antes de mi
extraña Metamorfosis de hombre
a Mujer” Nada en la
vida se me había dado
satisfactoriamente. No tenía novia. En el
trabajo pasaba desapercibidamente como un captador
de créditos financieros sin un
contrato definitivo en aquel
banco. Casi no tenía
amigos mi apariencia
física no era precisamente la de
un galán que pudiera
llegar fácilmente a
la conquista de
mujeres. Definitivamente mi vida
no era de lo más
exitosa ni entretenida, a pesar de haber
conseguido duramente y
con mucho sacrificio el anhelado título
universitario de ingeniero comercial. Las oportunidades para crecer profesionalmente
en ese lugar eran prácticamente nulas.
Pero todo aquello había
cambiado desde aquella mañana
en que me había despertado convertido en
esta hermosa mujer que envolvía mi
ser y en cuya
envoltura carnal ahora deambulaba por la vida y que en el poco
pasar de
los días me había
acostumbrado de tal forma
que me comportaba
y actuaba como si
toda la vida
hubiese sido ella. Lo único que
no se había borrado de
mí vida como hombre eran los
recuerdos de esa etapa. Mudo testigo
de quien era yo
en verdad o quizás debería
decir de quien
había sido.
-Franco ¿Qué me
quieres decir?
-Quizás me
llegues a odiar.
Pero confío en ti. Creo que tus ambiciones son
solo profesionales eso lo sé. De ti
se más de lo que tú crees y quizás
más de lo que
tú sabes de ti.
- Habla claro
por favor.
Franco se arrimó a
la baranda de seguridad
del lugar y volvió a contemplar
el horizonte.
-
Te elegí a ti y
creo haberte dado
las llaves de
éxito. Para conseguir todo lo
que una persona de tu clase
social hubiese deseado en lo laboral
y económico.
-
Si lo sé – le dije – es
una oportunidad única
y creo haberlo hecho bien.
- ¿Tu trabajo? Si
claro que lo has
hecho bien has demostrado ser muy
capaz profesionalmente. Pero esto
viene de
más atrás y tú
lo sabes Alejandra
-
¿Qué más sabes
de mí?
-
Se lo que nadie
sabe de ti Alejandra
lo que nadie más
sabe de ti.
-
Franco…yo.
-
Tranquila tu eres ahora
una mujer eres biológicamente una mujer y sé que
te sientes tal a
pesar de que tus recuerdo no
se borrarán nunca de tu
mente. Eso yo
también lo sé.
No sabía que decir. No
sabía si
correr si huir de
allí si volver a mi ciudad natal
si abandonar todo lo que había
logrado. Mil cosas se pasaron
de viaje por mi mente desde aquella mañana
del cambio como un resumen de
una película sobre toda mi
vida.
-
¿Sabes quién soy? ¿Pero cómo? ¿Por qué?- Le dije
tratando que se volteara y me
mirara a los
ojos.
-
Porque yo soy como tú
Alejandra, pero con la
metamorfosis al revés
Sentí como un escalofrío recorrer mi bella
humanidad femenina. Había llegado el
momento de dilucidar todos los
extraños hechos que
habían sucedido y que habían cambiado mi
vida conduciéndola por esta nueva
senda exitosa.
-Franco que me quieres
decir.
-Que yo
fui una mujer
al igual que tú
fuiste un hombre.
Las piernas
me temblaban creí transpirar helado no sabía bien si
por la brisa fresca
de atardecer o
por los nervios
que me trituraban
hasta el alma.
-
No tenemos forma de probarlo Alejandra. Si se lo decimos a
alguien dirán que estamos locos. Nadie
lo sabe solo tú y yo.
- Pero tu eres un hombre no hay
nada que te delate o que insinúe lo contrario tus comportamientos son exageradamente masculinos.
- También los tuyos
Alejandra, Nadie podría
sospechar que fuiste un
hombre hasta hace solo unos
tres meses. Mira en lo que
te has convertido en una mujer bella
y deliciosamente deseada. Y te lo
digo yo, como el hombre que soy ahora y en el cual me
convertí.
Creo que
todo lo que ambos hablábamos
era verdad. Nos comportábamos derechamente
en lo que nos
habíamos convertido. El cómo un hombre,
yo como una mujer.
En todo este tiempo
que lo había
conocido jamás demostró un comportamiento afeminado que lo hubiese delatado. Las mujeres de
la oficina hablaban de
él como si toda
la vida hubiese
existido como tal. Al
igual que su familia. Bueno
y era
lógico que así fuese en
mi caso también
había sucedido en forma
semejante para todo el mundo
era como si yo toda
la vida hubiese sido la mujer
que soy ahora.
-¿Pero por qué nos sucedió esto?
-Es lo que
debo explicarte.
-Pero dímelo ya.
- Es lo más difícil de todo esto- El tener que explicártelo.
Las luces de
la ciudad se habían
encendido y el escalofrío de las enigmáticas confesiones iluminaban tenuemente los secretos
mutuos que ahora
desaparecían.
-Franco, todo lo que haya que
decir es mejor hacerlo de una
vez.
-Seré sincero contigo.
-Eso es lo que
te pido por favor.
-Yo pedí este cambio
Alejandra. Mi metamorfosis fue
por voluntad propia.
-Pero el mío no
Franco ¿Sabías eso?
- Si lo sé. Tu cambio fue por
mi culpa. Yo te elegí para que
ambos sufriéramos esta
metamorfosis. Porque tenía que
ser así.
-No entiendo que tengo que
ver con esto.
Te comparto los primeros 2 capitulos (29-10-2013).
http://opinionesdelcambiodecuerpo.blogspot.com/2013/10/metamorfosis-de-hombre-mujercapitulos-1.html