METAMORFOSIS DE HOMBRE A MUJER
CAPITULO 18
CAPITULO 18
MI NUEVA VIDA EN LA CAPITAL
Me
encontraba sentado de copiloto junto a Franco quien atentamente había ido a
esperarme al aeropuerto y me preguntaba detalles sobre mi viaje mientras yo le
explicaba que era mi primera vez que viajaba en avión. Veía como miraba mis
hermosas piernas que asomaban por debajo del vestido que llevaba puesto en
aquella tarde calurosa de verano, clima muy común en la capital a principios de
febrero.
Desde
el momento en que amanecí
misteriosamente convertido en una bellísima mujer aquella mañana del 21
de diciembre, sin saber cómo ni porque mi forma de actuar también se fue adaptando
a esta nueva anatomía y casi sin darme cuenta comenzaba a sentirme y a gustarme
el poder ser una mujer de verdad. El sentir la ropa interior femenina en mi
piel me producía una sensación de bienestar que me excitaba de una forma
diferente al que cuando era físicamente hombre. Era una situación muy difícil
de entender y mucho más de poder explicar; lo que me producía el estar en una
piel de mujer.
Al
principio me costaba el acostumbrarme a usar faldas y vestidos cosa que fue
cambiando con el transcurrir de los días y no me cansaba de contemplarme en el
espejo y admirar lo preciosa que me veía vestido así tan femenina. También me
sorprendía como se me había hecho habitual la habilidad de maquillarme con una
destreza que ni siquiera yo entendía. Me gustaba verme y sentirme linda lo que
me brindaba una seguridad en mi mismo que lo complementaba con los
conocimientos adquiridos en mis años de universidad.
Si
bien estaba nervioso por lo de mi estreno en mi forma de viajar, creo que
también lo era por la nueva vida que se me venía en forma tan apresurada y tan
abrupta. Este viaje había sido muy apresurado. Apenas si, había tenido tiempo
de despedirme de mis compañeros de la sucursal del banco y de mi familia,
iniciando un nuevo desafío en un puesto de gerencia al alero de Franco Polic,
el hijo del dueño de toda una cadena de las empresas más importantes de este
país. Sólo eso sabía de él, pero se había entusiasmado tanto en mi trabajo
según el, que me convenció de irme a trabajar a la principal sede de su
institución bancaria instalada en Santiago de Chile la capital de mi país, con
una oferta de sueldo y garantías personales que era imposible negarse ante tal
ofrecimiento.
Franco
durante el trayecto aprovechaba para explicarme los detalles de lo que sería mi
nuevo puesto de trabajo dentro de la empresa,
la cual precisamente él era prácticamente el principal jerarca, ya que su
padre tenía otros negocios que atender.
Ahí
me contó que tenía un hermano mayor que también estaba a cargo de ciertos
negocios y que el estaba al mando del banco desde principios de este año
solamente y que su experiencia no era muy buena en este tipo de negocios.
Pero
contigo creo que voy a respaldarme muy bien además esta Ambrosio el si tiene
mucha experiencia en esto. Ambrosio
lleva muchos años en el negocio es el segundo abordo después de mí- Me
explicaba mientras conducía.
Cuando
llegamos a un sector residencial de casas y edificios muy elegantes me indicó
que ya estábamos cerca del apartamento que la compañía me había rentado.
Cuando
nos detuvimos luego de ingresar a un estacionamiento de vehículos se acercó un
conserje del edificio saludando con mucho respeto a Franco y a mí.
-Estas
son las llaves del apartamento de la señorita.
Está
en el piso 11. déjenme ayudarles con parte del equipaje- dijo el señor de
nombre Manuel, Era un tipo bajito, gordo y muy agradable.
Entre
ambos me ayudaron con el equipaje mientras yo sostenía mi notebook, mi bolso de
viaje y mi cartera. Subimos por el ascensor mientras el señor me indicaba las
cosas con que contaba el edificio.
-Tiene
piscina en el último piso en realidad está en la azotea- me indicó- y además un
gimnasio.
Que
también está en el primer piso junto con la sala de lavado.
Al ingresar a la que sería mi nueva morada casi se me sale un suspiro de admiración. El departamento que me habían alquilado estaba muy bien decorado femeninamente hablando, seguramente habían contratado a una especialista en el tema. Franco me pregunto si me gustaba el lugar.
-
Esta súper lindo- Y lo estaba. Ahora que
estaba en ese lugar más bien todo me parecía un sueño un sueño del que ahora no
quería despertar jamás.
Este
apartamento, era demasiado pomposo para lo que yo estaba acostumbrado a conocer
hasta ese momento. Tenía un dormitorio y un baño y medio, y reflejaba en él un
concepto ideal para mujeres solteras, según me explicaba Franco, mientras abría
las cortinas. Si yo fuera una “mina pitúca” (niñita bien), entonces el sitio
sería ideal para mí. Pude apreciar los colores, las texturas y el estilo, así
como artículos de los muebles y las líneas de diseño creaban una sensación más
que elegante, también daban a los espacios compactos una sensación de amplitud,
logrado a través de un fuerte énfasis en la transparencia y apertura en el
diseño de los elementos individuales.
Una
escalera de caracol en el medio de la vivienda creaba una audaz declaración de
espacio, al tiempo que mostraba un hermoso juego de luces.
Franco
me hizo un ademán con la mano hacia la escalera antes mencionada para que
subiera. Lo hice mientras una sensación de nerviosismo hacía que me temblaran
un poco las piernas cuando creía sentir clavada su mirada en mis muslos al
sentir sus pasos que me seguían al ir pisando los escalones en busca del
segundo piso.
Me
di la vuelta para mirar a Don Manuel que permanecía de pie abajo, creo que con
su mirada clavada hacia mis piernas que desde el sitio en que él estaba situado
debería tener un ángulo muy privilegiado voy erísticamente hablando. y
levantaba su brazo para despedirse.
Señorita
Alejandra, estoy a su disposición para lo que necesite. En el citó esta mi
número de conserje.
-
Gracias Don Manuel.
La
planta superior estaba ocupada por el dormitorio, baño y vestidor, dando forma
a un moderno cuento de hadas. Yo no paraba de sorprenderme. Franco me tomó de
la mano y me condujo hacia la recamara.
Quede sorprendido. Frente a la cama, la habitación se abría hacia abajo
en la zona de comedor a través de cuatro ventanas sincronizadas, con una
cortina.
-Esto
es para cuando la discreción sea necesaria
dijo Franco con una sonrisa maliciosa. Momento en el cual volví a sentir
ese cosquilleo que había comenzado a conocer desde que me había convertido en
hembra al estar cerca de un hombre que me llamara la atención.
En
el otro lado de la habitación, una ventana oval encerrada dentro de un nicho de
asientos tapizados Chesterfield, creaba un efecto de tocador sensible y
ofreciendo un enlace visual para el baño. La materialidad de la habitación se
caracterizaba por los tejidos blandos: Una pila de espesor, la alfombra de
terciopelo, cuero blanco, tapizado, una extensión diáfana y sin embargo,
opulenta de la cortina, y el papel pintado con motivos de flores en la pared
detrás de la cama, se compensaban y complementaban con muebles de dormitorio
blancos.
Esto
es de verdad maravilloso para mí.
Me
atreví a decirle mientras no paraba de sorprenderme al contemplar el lugar en
que viviría.
El
cuarto de baño continuo estaba rodeado por el gres porcelánico ejecutado en
franjas horizontales, lo que generaba una sensación muy táctil. Un armario de
baño con espejo de madera de roble blanqueado se extendía a lo largo de la
habitación. Con sus puertas de espejo y múltiples compartimentos iluminados, se
respiraba una sensación de abundancia el que ofrecía un generoso espacio de
almacenamiento.
Resumidamente
era un departamento tan grande y muy bien equipado. Nunca en mi vida había
visto algo así. Estaba acostumbrado a vivir en una casa de villa de clase media
la cual aun mis padres no terminaban de pagar el crédito hipotecario adquirido
a 25 años plazo en un banco de la competencia.
Me ponía súper feliz el pensar que ahora ese era mi nuevo hogar y como
un niño pequeño subía y bajaba revisando todo el lugar. Franco lanzo una
sonrisa y dio vuelta la cara cuando me vio caer en la cama levantando mis
piernas y agitándolas dando unos gritos de felicidad. Supuse también que en
esas jugarretas infantiles que no podía evitar por la satisfacción que sentía
le había enseñado toda mi intimidad. Creo que se sintió incomodo y me dejó solo
aludiendo algún compromiso lo único que dijo era que este sería mi nuevo
departamento, antes de que se fuese, me invito a salir yo por la emoción y sin
pensar acepte me dijo que me diera un baño y que en unas 3 horas regresaría.
METAMORFOSIS DE
HOMBRE A MUJER
CAPITULO 19
MI CITA CON FRANCO.
CAPITULO 19
MI CITA CON FRANCO.
Franco
se retrasó un poco en ir a recogerme al departamento situación que agradecí
porque eso me dio tiempo para arreglarme y verme lo más linda posible para la
ocasión. Desde mi perspectiva de hombre sabía muy bien como maquillar y
arreglar para hacer lucir hermosa a este cuerpo que ahora habitaba, era una tarea demasiado sencilla y simple.
Si hasta cuando me levantaba de la cama por la mañana con el cabello
desordenado y el rostro soñoliento al mirarme al espejo, aun así podía
contemplar un bello rostro derramando esa sensualidad que nunca había dejado de
admirar en las mujeres y que ahora felizmente podía ser yo quien transmitiera
esa cuota de encanto de la cual me sentía realizado de poseer en mi persona.
Me
puse un vestido un poco más elegante, de color celeste que me llegaba más
arriba de la rodilla. Me miré en el espejo para revisarme como lucía mi redondo
trasero en el espejo mientras acariciaba mis nalgas tocando y palpando mi ropa
interior blanca, por sobre el traje que llevaba puesta en aquella ocasión. Los
zapatos de taco alto hacían que mi cola resaltara más aun, luciendo firme y
vigorosa. No me puse medias de nylon siempre las había detestado y porque el
calor del verano arremetía con fuerza aun cuando la noche ya comenzaba.
Cuando
bajábamos por el ascensor una niña de unos 12 años me saludó preguntándome si
era nueva en el edificio, se llamaba Paulina. Luego me dijo lo linda que lucía
y que cuando fuera grande le gustaría ser como yo. Franco sonreía ante cada
pregunta que me hacía la chiquilla. Cuando él se alejó hacia el mesón de
entrada del edificio en que se encontraba Manuel el conserje, le pregunté a
Paulina.
-
Dime la verdad ¿Se me notan los calzones?
-
Según mis hermanas mayores dicen que esa es la idea. Oye tu pololo es lindo.
-
No, él no es mi pololo.
-
Pero si es lindo. ¿verdad?
No
supe que responder, pero creo que Paulina tenía razón Franco era el hombre que
cualquier mujer desearía; alto atlético, bello, profesional, rico e
inteligente.
Una
copia del hombre del cual se podría llamar perfecto. ¿Es que acaso los hombres
así verdaderamente existían? Al parecer si, y yo me había topado de frente con
uno de ellos.
La
niña comentó.
-Tú
y el harían linda pareja.
Me
agache hacia ella para preguntarle casi al oído al ver que Franco se acercaba.
-¿Por
qué piensas que el y yo somos afines?
- No
lo sé, solo lo veo así.
Franco
interrumpió el dialogo.
-
¿Haber de que hablan estas lindas señoritas?
-
Cosas de mujeres- Le respondí. ¿No es así amiga?
-
Correcto- dijo la niña, como feliz de haberse ganado mi confianza.
Una
vez más me sentía dando otro paso agigantado hacia la aceptación de que ya
estaba asumiendo de un modo natural que era una mujer en toda mi dimensión.
Sin
lugar a dudas me sentía plenamente una mujer.
Me
despedí de la niña más inquieto aun mientras Franco se acercaba para
acompañarme hacia su automovil.
Llegamos
a un restaurante bastante elegante ubicado en el barrio alto de la capital. El
desplegó en todo momento sus actitudes de un auténtico caballero, cumpliendo su
rol de protección hacia mí. Me llevó “tomada” de la cintura hacia la mesa
reservada con anticipación, mientras un mozo que al parecer conocía muy bien
nos indicaba el lugar de la reserva. Franco me acomodó la silla para que me
sentara; luego el busco la suya para ubicarse frente a mí a tiempo que el mozo
nos entregaba “la carta con el menú”. En un año trabajando como ejecutivo
bancario había aprendido a conocer una variedad de “menúes” propios de los
restaurantes elegantes a los que a partir de ahora comenzaría a frecuentar.
Degustamos
la cena mientras platicábamos. Evitaba hablar sobre mi niñez y curiosamente el
tampoco se refería a la suya. Me preguntó por mi novio y tuve que confesarle
que mi relación con Jaime estaba bastante deteriorada sobre todo cuanto le
comuniqué que me iría a la capital a asumir este importante cargo que me habían
ofrecido y en el cual mi carrera se proyectaría en una forma meteórica la cual
me permitiría realizarme profesionalmente.
El
me escuchaba atentamente y no podía dejar de mirarle esos tremendos ojos verdes
que me observaban con una ternura que yo en mi vida había sentido desde los
ojos de un hombre.
¿ Pero que locuras me estaba imaginando? ¿Cómo podía yo
estar pensando ese tipo de cosas? ¿Cómo podía estar difariando de ese modo por
la mirada de un hombre? Lo cierto que el brillo de sus pupilas me hacían sentir
de algún modo cosas que yo sabía que se podían sentir y en esta piel de mujer
era bastante extraña la forma de palparlas. El mozo volvió a interrumpirnos al
ofrecernos el aperitivo. Tomé aquel sour de un dos por tres no sé si para
calmar mi ansiedad y nervios o fue por la fuerza de costumbre sin pensar que ya
no habitaba mi antiguo cuerpo varonil. El asunto es que aquel licor me anduvo
mareando con bastante rapidez. Eso ya lo había experimentado sabía que esto me
ocurría desde que estaba este maravilloso cuerpo de mujer. Por lo tanto debería
ser más precavido, no debía dar una mala
imagen a aquel hombre que me estaba pavimentando el camino a mi carrera
profesional.
Aún
no comenzábamos a cenar cuando una mujer bastante atractiva se acercó a nuestra
mesa y le habló con un tono bastante duro a Franco como demostrando que había
un cierto grado de confianza entre ambos.
-Así
que por esta “huevona” me dejaste desgraciado e infeliz- Le dijo en un tono
bajo. Era una mujer distinguida por su manera de vestir, a pesar que su
vocabulario echara por tierra su apariencia pero como decimos aquí en chile por
lo menos tenía “la cara de cuica”.
-Priscila,
no quiero escándalos aquí por favor- Le dijo Franco poniéndose de pie para
enfrentarla.
Yo
por mi parte permanecí sentado solo expectante a lo que sucedía y con unos
nervios que me carcomían en ese instante de apremio al que me veía sujeto.
Ella
me encaró a mí.
-Dime
bonita, ¿De dónde saliste? Tienes una cara de trepadora que ni te la puedes,
-No
la insultes. Ella es Ingeniera comercial y trabajará conmigo- Le contestó
Franco tratando de defenderme.
-Franco
Polic. Te desconozco. Desde cuando te estás fijando en chulas con cartón
universitario.
Franco
la tomó de un brazo y la sacó del lugar. La mujer miró hacia su alrededor y no
opuso resistencia. En ese momento creo que más de alguien se estaba dando
cuenta de la situación y esto me puso más nervioso y de pura ansiedad sentí
unas ganas enormes de ir a orinar.
Franco
volvió enseguida y le indiqué que quería ir al sanitario. El me tranquilizó por
la situación vivida y me indicó el camino hacia el wc. Aún así lo noté molesto
por lo que había tenido que enfrentar.
Entré
al servicio sanitario de damas era un lugar muy elegante y amplio distinto a
los lugares de ese tipo a los que yo había asistido. Ingresé a una de las
casetas sanitarias; me baje mis calzoncitos y me senté cómodamente en el
sanitario.
Dos
tipas acababan de entrar. Sólo escuchaba sus voces detrás de la puerta .Una le
dijo a la otra.
-¿Te
diste cuenta del escándalo que quiso armarle Priscila a Franco?
.Sí.
Creo que ella no soporta la idea de que él la haya dejado.
-¿Y quién
es la tipa que lo acompaña?
.No
la conozco. Es muy bonita, pero se nota que no es de alcurnia.
-Creo
que a Franco le incomodó la situación en que se vio envuelto.
-Una
persona conocida como él es obvio que no pasa deparcebido y a su familia no le
gustan los escándalos.
.Con
los que se ha visto envuelto su hermano es suficiente para ellos.
Franco
no es de los que tienen fama de mujeriego. El es de bajo perfil era obvio que
la relación con Priscila no iba a resultar.
Ambas
mujeres se retiraron del lugar, y no alcancé a escuchar lo que siguieron
platicando a cerca de aquel hombre que comenzaba a interesarme.
Franco
sin duda era el hombre ideal que cualquier mujer querría para que fuera su
esposo, y eso era lo que le molestaba a su ex novia que seguramente pensaba que
yo era la causa del término de aquella relación. Por lo que habían platicado
aquellas dos mujeres los Polic eran bastante conocidos, quizás por su poder económico
o por su importante apellido en las altas esferas de la capital chilena.
Desde
aquella transformación que cambiaría mi cuerpo por el de esta bellísima mujer
la cual se reflejaba en el espejo al mirarlo, también estaba cambiando mi vida
en lo social y quizás también en lo sentimental.