METAMORFOSIS DE
HOMBRE A MUJER
CAPITULO 15
PASAN LOS DIAS
CAPITULO 15
PASAN LOS DIAS
Las
fiestas de fin de año habían pasado y me dediqué de lleno a realizar la
importante tarea que se me habían encomendado en la oficina. El ser mujer me
abría puertas en lo profesional que como hombre nunca se me habían dado. Yo no
estaba dispuesto a tener que desperdiciar cada oportunidad que se me daba.
De
vez en cuando me interrumpía
alguna llamada de Jaime diciendo cuanto me extrañaba,. o algún mensaje de
Rafael recordándome la noche de lujuria y de infidelidad que habíamos tenido
ese año nuevo pasado.
Ese
recuerdo aún seguía tan fresco en mi memoria. Casi podía sentir aún el olor de
nuestros sexos, que se habían impregnado en mi nariz, en aquella sórdida
habitación de motel. Nuestros cuerpos se refregaban desnudos sobre aquel
colchón, mudo testigo de nuestro desenfreno candente derramando toda esa
lujuria, sobre todo aquella que se contenía reprimida en mi cuerpo de mujer. En
mi mente podía visualizar nuestros reflejos en los espejos de la habitación
como dábamos rienda suelta a nuestros deseos. El verme allí, me hacía excitar
aun más mientras sentía su verga clavarse en mi concha haciéndome gritar de
tanto gozar como toda una hembra que es feliz cuando la hacen mujer.
Pero debía seguir trabajando, aunque el calor del verano reflejado en las afueras de la calle me agobiaba un poco, daba gracias el poder usar falda y aplacar el calor reinante de la temporada y que en cierto modo se aplacaba con el aire acondicionado instalado en aquella sucursal. De vez en cuando abría un poco las piernas y sentía el aire refrescar mis muslos lo que me producía una agradable sensación de bienestar y regocijo. Este regocijo acompañaba a la excitación que me provocaba al ver que algunos empleados y clientes miraban entusiasmados mis muslos y quizás algo más. Todo esto por algún movimiento demasiado provocativo y desmedido que podía haber hecho distraído en el afán de hacer mi trabajo lo mejor posible.
Al
Cabo de tres días di por concluido el informe, que fue aprobado por mi jefe
quien me felicitó entusiasmado y satisfecho por haber confiado en mi persona.
“Pasado
mañana deberás exponerlo en la junta de la empresa en el “Hotel Resort” estará todo el directorio de nuestro banco y
además estarán también otros empresarios importantes del país”. Me dijo
mientras ambos permanecíamos de pie en su despacho. El me miraba fijamente casi
con un aire paternal.
¿De
veras? ¿Será así? Dije un tanto nervioso.
¿Te
asusta todo esto? Me pregunto con un tono risueño.
Lo sabré afrontar Le respondí.
Y
llegó el día de aquella junta me produje lo mejor posible en cuanto a
maquillaje y peinado se
refiere. Mi jefe me dijo antes de partir medio en
broma, que quizás los asistentes no pondrían atención a mi exposición
distraídos por admirar mi belleza.
Cuando
llegamos al sitio de la exposición sentí la mirada de los asistentes que
murmuraban con comentarios de mi persona. Podía escuchar a mi jefe que le
explicaba a un alto ejecutivo que yo era la persona que expondría.
“Alejandra,
ven por favor” Me dijo mientras me hacía un ademán con la mano junto aquel
hombre.
Este
era un tipo de unos 45 años pelo negro tez blanca con unas cuantas canas que
comenzaban a aparecer en la sien con un físico que parecía estar bien
adiestrado en algún gimnasio. En resumen, si me ponía en el lugar de la mujer
que ahora era, lo encontraba bastante atractivo.
Me
saludo con un beso en la mejilla mientras sostenía mi mano y pude verle de
cerca, su amplia sonrisa y el brillo de unos impactantes ojos verdes.
“Soy
Lukas Polic, Gerente del Banco Croata en el cual trabaja usted Señorita
Alejandra” Me dijo mientras sus ojos no se despegaban de los míos.
No
podía creerlo. Estaba enfrente de uno de los principales jerarcas de la
empresa, y más aun, se portaba de lo más amable conmigo. Mas sorprendido me
sentí, cuando fue el mismo quien comenzó a presentarme a los más importantes
asistentes a aquella reunión de trabajo.
Hice
la exposición del informe, en el exponía de pie como debía ser y una vez concluido
vinieron las preguntas de rigor las que fui contestando de la mejor manera
posible. Esa mañana di lo mejor de mí; eso se reflejo con las felicitaciones de
los asistentes los que se acercaron a saludarme cuando las exposiciones concluyeron.
Lukas
Polic fue el primero en hacerlo en compañía de mi jefe seguidos de otros
importantes ejecutivos.
“Le
comentaba a tu jefe que tú has derribado un mito” Me dijo sonriente.
“¿Por
qué dice eso?” Le pregunté.
Se
ha dicho que belleza e inteligencia no van juntas, pero tú has dejado en claro
que eso puede ser posible. Definitivamente es el mejor informe que he visto. Te
felicito.
Me
sentía plenamente feliz recibiendo las felicitaciones de los asistentes mi jefe
no cabía de satisfacción. Luego vino el almuerzo en que me invitaron junto a mi
jefe a sentarme en donde estaban ubicados todos los de la Gerencia de nuestro
Banco.
No quise comer mucho y acepté tomar el vino que me ofrecían para calmar la ansiedad que había tenido que soportar aquella ajetreada mañana. Luego vinieron las preguntas más personales de parte de los compañeros de mesa sobre donde había estudiado, si vivía con mis padres, y lo que más le interesaba a todos era sobre mi estado civil.
No quise comer mucho y acepté tomar el vino que me ofrecían para calmar la ansiedad que había tenido que soportar aquella ajetreada mañana. Luego vinieron las preguntas más personales de parte de los compañeros de mesa sobre donde había estudiado, si vivía con mis padres, y lo que más le interesaba a todos era sobre mi estado civil.
¿Pero
supongo que se casará pronto? Me dijo uno de los ejecutivos al enterase que era
soltera.
“Si
quieres triunfar profesionalmente en este negocio debes saber que para una
mujer el matrimonio puede ser un obstáculo.” Dijo el gerente.
Le
dije que el matrimonio no está en mis planes. En efecto, en ese momento me
imaginé entrando de blanco a una iglesia. Jurando votos ante Dios y pensé que
no sería correcto hacer algo así, si después de todo aun no sabía hasta cuando
duraría este conjuro que había transformado a mi cuerpo pasando de ser un
hombre a esta linda mujercita y exitosa en la cual me había convertida ahora.
A la
salida me despedí rápidamente de todos, mientras muy cerca de allí me esperaba
Jaime que había regresado a disfrutar de sus días de descanso después de estar
en aquellos campamentos mineros durante esos lagos días de turnos de trabajo.
Me subí a su vehículo para alejarnos de allí mientras le comentaba feliz, de lo
bien que me había ido en aquella reunión de trabajo.
Nos
detuvimos cerca de la playa y nos besamos. Comportarme como su novia era algo
que me costaba asumir. Pero la amistad que me unía a Jaime desde mis días de
hombre mezclado con mis sentimientos femeninos me hacía sentir lástima de
dañarlo. Pero que crestas pensaba, si el daño ya se lo había hecho acostándome
a sus espaldas con Rafael.
Caminamos
un rato por la costanera sintiendo lo agradable de la brisa del atardecer
mientras él me sostenía feliz de la mano. De vez en cuando se detenía frente a
mi me besaba apasionadamente y yo le respondía motivado por el cariño que
sentía por él. Pero algo me decía que debía terminar con esto o podría
salírseme inevitablemente de las manos. Pero al ver la dulzura reflejada en los
ojos de mi mejor amigo de la infancia y juventud hacía que cerrara los ojos y
siguiera entregándome al amor que me entregaba.
En
la noche volvimos a salir y luego de ir a cenar fuimos a un motel donde tuve
que responderle como mujer al hacerme el amor.
Esta
vez fue un poco diferente a la vez anterior en que habíamos estado en aquella
cabaña del Valle de Elqui. Si bien ahora también al igual que yo estábamos un
poco bebidos tuvimos todo el tiempo del mundo para tocarnos mutuamente para
excitarnos como es debido. El me sacó mis jeans tal como yo lo hacía con alguna
mujer que alguna vez tuve que desvestir; por mi parte le saque tiernamente su
camisa mientras toda esa situación y ambiente me hacía entusiasmar y mi
femineidad brotaba a flor de piel. El licor bebido me hacía navegar por la
lujuria y candor sintiéndome cada vez más mujer. Sentí una vez más su verga
penetrando mis pliegues vaginales mientras lo recibía mareada de placer
escapándoseme gemidos sumidos en un deleite que ya comenzaba a acostumbrarme y
que quería que se fueran repitiendo a lo largo de esta nueva vida de mujer.
El
entusiasmado, me pedía que lo mirara a los ojos cada vez que me embestía y un
sollozo de goce se escapaba de mi garganta. Le hice caso con una cuota de
angustia aun no podía creer que mi amigo de toda la vida me estuviera haciendo
sentir tan hembra.
Un
grito de desahogo se escapo de su boca mientras me chupaba uno de mis pechos y
sentía como se vaciaba en mis entrañas. Decidí apurar los movimientos buscando
mi punto de placer tal como alguna vez alguna de mis parejas cuando yo era un
hombre lo hacía. Gracias a dios que lo encontré y apuré mis movimientos como si
fuera una masturbación. Cerrando los ojos me concentré todo lo posible hasta
sentir aquellos placeres cada vez más intensos, hasta que yo también sentí como
se me venía un intenso orgasmo el mismo que con tanta facilidad me había
regalado Rafael en varias ocasiones.
Metamorfosis de
hombre a mujer
Capitulo 16
En la playa.
Capitulo 16
En la playa.
Al día
siguiente fuimos con Jaime a la playa. Era la primera vez que lucía un bikini
en público. Debo confesar que me sentía muy nervioso debido a la situación que
enfrentaba en ese instante tan poco común para mí: A pesar que con el
transcurso de los días que llevaba en este cuerpo de mujer, cada día que pasaba me acomodaba más a esta
faceta femenina. El asunto es que me puse unos de los 3 bikinis que había en mi
guarda ropas. Como quería romper con todas las trancas que me agobiaban por no
querer afrontar mi feminidad, decidí vestir con uno bastante provocativo, con
el único fin de reafirmar mi condición de mujer. Antes de salir de casa y con
esa ropa de baño puesta, me tomé una fotografía en el espejo con el fin de ver
con más calma como me lucía esa diminuta prenda en este descomunal cuerpo del
cual era absolutamente dueña. Me sentí satisfecho de ver lo linda que me veía
para la ocasión.
Miraba jubiloso mi trasero reflejándose en el espejo como me
resaltaban unas imponentes nalgas firmes y torneadas cubiertas solo en su
intimidad por esa coqueta tanguita elegida para la ocasión. Me di vueltas y
jugué con la parte delantera de la tela visualizando eufórico como también
apenas se ocultaba mi sexo femenino depilado en las partes visibles cuya pieza
del bikini no alcanzaría a cubrir. Ese sexo que ya me había entregado más de un
deleite en las lides del amor, haciéndome sentir una mujer de verdad. Mis senos
también me hacían sentir “segura” de mi nueva condición, se ajustaban a mi
anatomía casi perfectamente. Me hubiese querido seguir contemplando todo el
tiempo del mundo admirando la belleza que transmitía el espejo testigo de mi
enigmática transformación de la cual no llegaba a comprender, pero la playa y
Jaime me esperaban. Mientras no dejaba de contemplarme me vestí con un short
vaquero y playera antes de salir de la habitación.
Tantas
veces estando en la playa veía pasar hermosas chicas vestidas con sus trajes de
baños luciendo sus encantos recibiendo nuestra admiración. Ahora era yo quien
recibía esas miradas de deseos al pasear por la arena tomada de la mano de
Jaime que me lucía orgulloso como a un trofeo en su poder. Mas orgullo debe
haber sentido cuando estando yo boca abajo en la arena se atrevía pasarme la
loción bloqueadora por mi piel. Me sentí sonrojar y creo haber lanzado un
pequeño gemido de excitación al sentir la yema de sus dedos recorrer mis casi
desnudas nalgas cubriéndome de aquella crema con una delicadeza que me
emocionaba. El sin duda, en su interior se vanagloriaba de tener la fortuna de
poder tocar estas nalgas tan bien formadas que el extraño conjuro me había
otorgado al haberme convertido sin saber cómo, en una exquisita mujer.
El
agua del mar al mojarme la ropa de baño me devolvía la inseguridad. Me sentía
desnuda y le preguntaba a Jaime si se me notaba algo de mi intimidad o si se
traslucía algo más de la cuenta con lo empapado de mi bikini.
Jaime me sonreía, me abrazaba y me besaba dándome
esa tranquilidad que me reconfortaba.
Te
ves preciosa.
Si,
de seguro que me veía insultantemente deseable, ahora sabía lo que era ser una
mujer objeto. Presentía que unas cuantas miradas estaban pendientes de mí y que
más de algún comentario obsceno se haría hacia mi persona y esto incluía al
grupo de amigos al que nos acompañaba y verlos ahí junto a nosotros a todas
esas personas que conocí en mi faceta de hombre me hacía sentir muy incomodo
sobre todo en la forma en que se me trataba. Sentía, a la vez, las ganas de
volver a ser el tipo que era: Sin la suerte ni el atractivo del que ahora era
dueño, pero al menos sería yo.
Me
amarré un ”pareo” a la cintura y me fui a caminar por la orilla de la playa
quizás para reflexionar sobre mi nueva vida de mujer analizando las cosas que
había ganado y perdido después de todo lo que me había sucedido tras esta
transformación de mi cuerpo y sexo del que no comprendía ni sabía. Mas de algún
tipo me dijo alguna “pesadez” mientras caminaba. Esto me daba la seguridad que
mi imagen había cambiado para bien. Me habían ofrecido un nuevo trabajo en la
capital con un sueldo mucho más elevado gracias a mi intervención en la última
reunión bancaria de la empresa. La diosa fortuna parecía sonreírme; la misma
que nunca me sonrió en mi cuerpo de hombre.
Llegué
cerca de unas roquerías y miré a la distancia como Jaime se entretenía con sus
amigos jugando a las “paletas de playa”. Me senté en una gran roca mientras
contemplaba las olas. La brisa jugueteaba con mi pelo mientras abrazaba mis
rodillas evocando los últimos días que habían cambiado mi destino
repentinamente. “Ahora soy una mujer”, me repetía a mismo. “Debo acostumbrarme
a esto”.
Recordaba
los momentos de pasión con Jaime y las de noches de infidelidad con Rafael. En
tan solo unas semanas había vivido tan intensamente, que jamás hubiese
imaginado que besaría a un hombre y menos hacer el amor como toda una mujer.
Pero el destino se había ensañado conmigo llevándome a los límites de la
lujuria. Ahora podía comprender las situaciones que llevan al mal denominado
“sexo débil” a pecar, seducida por la audacia de los hombres en las lides del
amor.
Me
negaba a actuar como mujer, sin embargo algo dentro de mi quizás “arrastrada”
por mi nueva composición interna y psicológica, me hacían actuar como tal. Sin
embargo, si meditaba calmadamente, podía comprender que comenzaba a gustarme la
nueva forma de vida. Me sentía bien usando estas vestimentas que al lucirme en
el espejo me encantaba como me quedaban y esto me entregaba una personalidad
tan positiva, de la cual nunca fui afortunado de poseerla lo que siempre me
había hecho actuar como un tipo tímido y de bajo perfil. Todo lo contario a lo
que era ahora, una mujer bella e inteligente.
Me
puse de pie y en algún movimiento que hice mi “pareo” se me desprendió de la
cintura lo que hizo que la briza marina lo arrojara unos metros más lejos de
donde me situaba en ese instante, quedando más abajo entre unas rocas casi
donde reventaban las olas. Intenté bajar por él, más no pude. Esto de ser mujer
también me había quitado la habilidad que tenía antes para merodear por
terrenos difíciles.
Lo
que me hacía moverme con tanta delicadeza, que temía lastimarme al bajar por
esos peligroso roqueríos.
Un
tipo bastante atlético que apareció de la nada, bajo hábilmente por mi lado en
dirección hacia mi prenda caída y en unos momentos subía con el elemento
perdido en su mano. Cuando alzó su mano pude ver sus ojos de “niño coqueto” por
entre sus oscuras gafas que se dirigían a mí un tanto inquietos. Noté el
temblor de su mano al alzarme el pareo para que se lo recibiese. Creo que las
mías también temblaban de nerviosismo.
Gracias.
le dije.
Me
llamo Franco. Franco Polic.
¿Polic?
Si. Ese es mi apellido. Me dijo mientras se paraba a mi lado.
Soy
Alejandra Albanez. Y nuevamente gracias.
En
ese momento casi me resbalo por lo incomodo y empinado del lugar. El me tomó
fuerte de la cintura para sostenerme. Tenía un cuerpo bastante atlético como el
de un modelo de revista de moda, Sin querer me colgué de su cuello. Era alto
casi por sobre el metro 80 de estatura Note lo fuerte de sus brazos al
desprenderme de él. En ese instante sentí algo extraño en todo mi nuevo ser,
algo que ahora sí, era totalmente desconocido para mí. Ese cosquilleo en el
vientre del que yo escuchaba que sentían las mujeres al estar cerca de alguien
que les hacían sentir cosas con su sola presencia. Lo estaba sintiendo yo
ahora. Era extraño para que sucediese, quizás porque era la primera vez en esta
faceta que un desconocido me tomaba así tan confianzudamente aunque fuese para
ayudarme a no perder el equilibrio. Sentí su olor a hombre mezclado a perfume
caro mientras trataba de zafarme de sus lazos buscando una ubicación más cómoda
y el gentilmente me tomó de la mano y me ayudo a salir del lugar sin que ambos
dijéramos nada.
Una
vez en un sitio firme le volví a dar las gracias a ese desconocido que por un
motivo extraño sentía que había una conexión más fuerte de lo que parecía.
“Quisiera
volver a verte” Me dijo ¿Te gustaría?
Le
contesté afirmativamente con la cabeza. Cuando la voz de Jaime nos interrumpió.
“Tengo
que irme le dije” mientras miraba a Jaime y de puro nervios el “pareo” se me
volvía a soltar de la mano cayendo en la arena.
El
se agacho a recogerlo y cuando se ponía de pie sentí que sus ojos de posaron
unos segundos a la altura de mi diminuta tanguita de baño. No niego que en ese
momento sentí una ligera excitación en mi sexo. Mezcla de nerviosismo y deseo.
¿Ese
es tu novio? Me dijo. Y yo le respondí: Sí
Bueno gracias.
“.Alejandra”
Me dijo sacándose la gafas y pude ver esos ojos oscuros que casi transmitían un
lenguaje de palabras al abrirlos y cerrarlos. Tu novio es un tipo con suerte.
Solo me atreví a sonreírle y me alejé de él en dirección a Jaime que traía un rostro desencajado por los celos y tan pronto llegó a mí comenzó a recriminarme por la situación ocurrida.
PRICILA: Cuentanos tu opinion de esta historia hasta el momento, que te ha sorprendido, que no crees, que te gustaria que pasara despues, como creen que se volvio mujer. animense participen.)