sábado, 10 de mayo de 2014

METAMORFOSIS DE HOMBRE A MUJER CAPITULO 11 Y 12

METAMORFOSIS DE HOMBRE A MUJER
CAPITULO 11
DE PASEO

Si los mayas decían que el 21 de Diciembre del 2012 comenzaba una nueva era, conmigo habían tenido razón. A partir de aquella fecha había amanecido después de ser todo un hombre, convertido en una preciosidad de mujer.

Una semana después había aceptado la invitación de Jaime para ir al valle del Elqui que quedaba a unas 2 horas de viaje de nuestra ciudad, con el fin de ver un concierto en vivo de un grupo Andino que actuaría en dicho lugar en un escenario natural. Aprovechando que era día sábado, ya casi en la víspera del año nuevo, acepté la invitación, para poder irme adaptando a este nuevo tipo de vida. Siempre había sido fanático de ese grupo, de hecho Jaime también lo era. Ya antes habíamos asistido juntos a este tipo de eventos cuando ambos éramos del mismo género y cuando yo aun no deambulaba como ahora, en este cuerpo maravilloso cumpliendo el rol de su hermosa noviecita.

El manejaba su kia Sorento de paquete, que había adquirido para navidad y que precisamente me había pedido que lo acompañase al momento de comprarlo para que eligiera el color, pero sentí que era abusivo de mi parte inmiscuirme en sus gustos. Al final el tomó la decisión de elegir lo que de verdad quería.

En el viaje nos acompañaba sus dos primos hermanos entre si, la novia de uno de ellos y una amiga de ella que compartían el asiento de atrás. A ellos los conocía cuando aún era hombre; con sus primos nos unía una amistad, a las muchachas las ubicaba solo de vista. Pero en mi faceta de mujer parecía que no era la primera vez que salíamos por la soltura que entablaban conversación con mi persona.

Durante el viaje comentábamos sobre los regalos de navidad, de cómo y donde la habíamos pasado. Burlonamente nos preguntaban a Jaime y a mí si es que habíamos “tenido una noche buena”. Todos esos días había estado con la menstruación lo que había provocado que en todos esos días Jaime y yo aun no hubiésemos intimado. Dicha situación me ponía muy intranquilo, pero sabía que tarde o temprano eso inevitablemente iba a ocurrir. A pesar de todo mi machismo vivido, las hormonas femeninas que ahora habitaban en mí me producían reacciones que no podía evitar. Cada vez que Jaime me besaba; sin querer, me dejaba llevar por su ternura de macho enamorado y terminaba respondiendo calurosamente el saludo de sus labios. Pero en cuando el intentaba avanzar en la exploración de mi cuerpo, lo detenía sutilmente, aunque en mi interior deseaba que siguiera avanzando hasta todos los limites posibles.

Nos bajamos un momento en un lugar de la carretera para perdernos en unos matorrales con las dos chiquillas para hacer “pis”, mientras los chiquillos se dirigían en otra dirección de aquel apartado lugar. Me bajé mis shorts y braguitas para agacharme como toda una mujercita tratando de ocultarme de las compañeras de viaje, mientras veía que a ellas sin importarles nada hacían lo mismo.
 
Comprendí ciertas cosas que ahora desde la perspectiva de mujer comenzaba a aprender.

El mito de que las chicas no pueden orinar en la calle es obviamente falso. He aquí la verdad: para que una chica mee al aire libre no necesita nada más que una vagina, piernas, un rincón privado ósea ocultándose de los morbosos que haga un poco de sombra y una planta decorativa que la mire mientras se menea un poco para sacudir las últimas gotas. No hay nada en la anatomía femenina que no permita a las mujeres mear a la intemperie. Ambos sexos lo hacen diferente. Y eso acaba de comprobarlo.

Sentía el aire fresco de la agitación de los arbustos que contrastaba en aquella tarde asoleada de verano refrescar mi desnuda colita mientras evacuaba el dorado líquido de mis entrañas. A una de ellas podía verle a corta distancia con su vestido artesanal arremangado y su braga en las rodillas como le emanaba el chorro de orina de sus sexo mientras la otra me enseñaba su no despreciable trasero mientras le comentaba a su prima lo simpático que encontraba al cuñado de esta.

Era la primera vez que veía a unas mujeres haciendo ese tipo de necesidades biológicas a unos cuantos metros de mi, mientras me subía mi ropa tras haberme secado mi vagina, ellas entre risas y comentarios vulgares hacían lo propio, sin antes haberme pedido que les convidara papel higiénico antes de acomodarse sus vestimentas.

Regresamos platicando hasta el vehículo entre bromas en doble sentido, yo aun acostumbrado al lenguaje varonil, les decía obscenidades que las hacían reir de muy buena gana. Ellas me hacían ver lo divertido que era compartir conmigo que me consideraban súper agradable, y que extrañaban mi ausencia en sus “carretes”.

Deberías salir con nosotras cuando Jaime no está. No creo que se vaya a poner celoso si llegaras a salir sin él.

Eso me hizo pensar en las cosas que hacía y que yo no sabía que sabía que hacía.

Según mi diario de vida que había encontrado yo era una mujer infiel que en ausencia de Jaime me metía con Rafael que era un tipo súper antipático y no entendía como las mujeres podían enredarse por un tipejo como ese.

Al parecer yo era una de esas, pero ahora que esta mujer era yo, evitaría caer en esas prácticas que en nada bueno aportaban a esta nueva vida.

No le metan cosas en la cabeza. Interrumpió Jaime cuando arribábamos al vehículo.

Ves que es celoso. Dijo uno de los primos, claro que teniendo a Alejandra como novia, cualquiera se pondría celoso; mire de reojo a la chica interesada por él y le dije:

¿Y que te parece ella?

El la miró avergonzado, con lo que yo había visto de ella hacía unos instantes, no dudaba que era una mujer tentadora para cualquier hombre si yo lo fuera en esos instantes de seguro que me hubiese producido unas calenturas de aquellas.

Es linda, pero yo soy un bebito tímido dijo riendo.

Ella más decidida le hizo unos mimos como si se los hiciera aun bebé.

Al parecer las tres parejas ya estaban armadas.


Metamorfosis de Hombre a Mujer
Desnudos con Jaime.
Capitulo 12

El lugar del recital, estaba fijado para las 21.30 hrs., en la cancha de fútbol del pueblo de Pisco Elqui, ubicada a solo metros de la Destilería Pisco Mistral, un atractivo centro turístico en que los visitantes podían conocer la historia y proceso de este exquisito destilado con denominación de origen y una excelente oportunidad para disfrutar de un entretenido concierto, abierto a toda la comunidad, y bajo las estrellas y los mágicos paisajes del valle de Elqui. Esa era la razón por la que habíamos decidido tomar esa aventura de asistir a dicho concierto y de paso quedarnos a pasar la noche en ese mítico lugar de nuestra región del país y del planeta.

El clima de verano presagiaba una noche candente entre los casi 50,00 asistentes.

Entre los silbidos de los impacientes espectadores esperábamos el inicio del show. Nosotros habíamos llegado hacía un par de horas atrás luego de asearnos y cambiarnos de ropa en unas cabañas que habíamos alquilado por aquella noche. Estas estaban ubicadas en el mismo pueblo del recital y era el más pintoresco del lugar. Me había percatado que era un sitio relativamente único para el relax y el descanso. Seguramente por aquella noche se vería alterado por la enorme cantidad de personas que para el fin de semana habían arribado al mencionado pueblo. Las cabañas estaban equipadas con cocina americana, cómodas y camas y una pequeña terraza con su propia parrilla y estacionamiento a la puerta. Hermosas y amplias áreas verdes, con una vista privilegiada del valle y las montañas. Las dos grandes piscinas reflejaban unas aguas cristalinas en las cuales se reflejaba el cielo mas claro del planeta, ofreciendo el contrapunto ideal a los soleados días del Valle.
 
Apenas habíamos llegado al sitio en que nos hospedaríamos, sentí un poco de vergüenza cuando entre un tono burlón Jaime les indicó a nuestros amigos que una de las cabañas sería solo para nosotros dos,. Aún no concebía la idea de que ahora mi ser habita en el cuerpo de una hermosa mujer, y que hacía una semana atrás había dejado de ser un hombre para sin explicación alguna pasar a ser la novia de mi amigo de toda la vida. Este tomándome de la mano me había conducido a nuestra cabaña, mientras sentía las burlas y las frases en doble sentido hacia nosotros.

Sentí un leve complejo mientras los murmullos de nuestros amigos se apagaban al cerrar la puerta: Por primera vez me encontraba en una habitación a solas, con él y lejos de mis padres que al despedirnos aquella tarde le encargaban a Jaime que me cuidara. Antes que el emitiera palabra alguna corrí hacia el baño y cerré nerviosamente la puerta para sentarme y orinar en el inodoro como toda una nenita, sin antes abrir la llave del lavamanos por el temor de que se oyera algún ruido extraño que pudiera incomodarme. Jaime se encontraba en la cama viendo la tv al momento que yo salía del wc. Le veía los ojos encendidos llenos de deseos hacia a mí, parecía desnudarme con la mirada y no lo culpaba si la situación fuera al revés y fuera yo quien tuviera al alcance de mi mano una belleza como lo era yo ahora; de seguro lo vería de la misma manera que él lo hacía conmigo ahora.

El papel de mujer comenzaba agradarme, sobre todo después que la menstruación se me había cortado y podía cómodamente sentir en mi cuerpo toda esa sensualidad con la que siempre había soñado cuando era un hombre. Jaime se levantó para ir al baño mientras yo buscaba en mi bolso las ropas que usaría para ir al concierto. Cuando regresó yo me dirigí al baño nuevamente para asearme en la ducha. El desde afuera entablaba algún tema conmigo y yo apenas le escuchaba con el ruido del agua caliente que se deleitaba mesclada de la espuma del shampoo recorriendo mi piel de mujer. De pronto sentí una mano que me tocaba la espalda me di vueltas y ahí estaba “mi amigo” completamente desnudo metiéndose a la ducha conmigo. Comenzó a asearse rápidamente mientras yo sin mirar su desnudes intenté salir del estrecho lugar ya que nuestros cuerpos se rozaban sin poder evitarlo y eso pensaba que podía incomodarlo. Sali en dirección a la alcoba mientras secaba mis partes intimas y me dí cuenta que había olvidado la ropa que me pondría en la ducha.

Jaime salió de esta con mis prendas en sus manos, lo que me causo gracia y creo que hasta excitación, sobre todo cuando me la pasó en mis manos y agarrándome con fuerza me abrazo hacia él en ese instante en que nos encontrábamos totalmente desnudos.

Nunca había sentido un pene rozar mi cuerpo y al parecer mi nueva piel mis nuevas hormonas parecían sentir el efecto al igual que lo sentía él al palpar la suavidad de la mía, la de toda una mujer. Sentí lo que mi cuerpo le provocaba al verle la enorme erección de su miembro viril mientras me empujaba hacia la cama de la habitación.

Ya no puedo esperar Janita.

¿y si viene alguien?

La puerta esta cerrada.

Pero… Nos podrían interrumpir.- dije nervioso- No tenemos tranquilidad ahora, deberíamos esperar hasta la noche, después del concierto - Agregué quizás tratando de excusarme.

El me calló con un beso apasionado que yo sin querer le respondía de una forma natural y mágica. Dicho beso me iba envolviendo más hasta sentir ese cosquilleo del que leía en las revistas y que decían sentir las mujeres al estar en la intimidad con sus parejas. Quise detenerlo, pero sus labios se apoderaban de mis erectos pechos que parecían deleitarse succionados por los labios de Jaime, mientras sus manos comenzaron a bajar por mi abdomen acariciando mi entrepierna sentí sus dedos encubrirse con la humedad que desprendía mi cuerpo. El calor se esparcía por todo mi ser y mi cadera se movía con el ritmo de su mano levantándose y bajando ágilmente. Sus labios bajaron por mi pecho dejando un camino de besos hasta llegar a mi cadera, Sentí sus labios frescos tocar mi rodilla y lentamente comenzaron a subir, besando mis muslos lentamente lo sentí deslizarse hacia abajo mientras mantenía mis ojos cerrado, no me atrevía a mirarle siquiera, quería disfrutar ese momento mágico con el que siempre había soñado, cuando le sentí posar su boca en mi sexo femenino incliné mis piernas para recibir su hambrienta lengua penetrar entre mis pliegues vaginales Suspiré profundamente al sentirlo recorrer mi cuerpo de una manera que tierna y ardiente. Sentí ganas de gritar de placer al llenarme de ese cosquilleo placentero que mi amigo me regalaba con su lengua perdida en mi sexo empapado de el elixir del deseo que se iba poniendo hambriento de tener algo mas que eso para saciarlo de lujuria.

Cuando sentí su aliento que olia a mi propio sexo hormigueando mi boca cerré los ojos esperando el contacto de nuestros labios, y cuando por fin se tocaron sentí chispas desprenderse de ellos. Se movían con un ritmo suave y fluido, abríamos nuestras bocas salvajemente saboreando la electricidad que corría en ellas.

Acaricié su cabello efusivamente mientras su lengua tocaba mis labios tratando de separarlos. Nuestras lenguas danzaban con el sonido de nuestra agitada respiración, mientras continuábamos explorando cada rincón de nuestras bocas, encontrando que sus labios desprendían un sabor dulce y fresco. Sentí sus manos recorrer lentamente mis brazos hasta detenerse en mis pechos. Un pequeño gemido dejo mis labios durante el beso al sentir un pequeño mordisqueo en uno de mis erectos pechos. Las manos de Jaime comenzaron con un toque suave a abrirme las piernas, obedecí sus movimientos y después de unos segundos sentí como acomodaba una almohada debajo de mis nalgas. Sujeté su cara con mis dos manos y podía sentir su respiración agitándose cada vez más rápido.

Lentamente el pene duro y vigoroso de Jaime se poso en mi la humedecida entrada de mi concha mientras recorría con besos húmedos hasta el lóbulo de mi oreja, arqueé mi cuerpo aun más para recibirlo de la manera que siempre había soñado hacerlo como una mujer. Al sentir su verga enfilarse por mi ardiente canal vaginal, cerré los ojos sintiéndome en la gloria misma al sentirlo que invadía aquel rincón que ahora poseía al ser mujer, mientras un gemido salía de mis labios, sentí sus besos tomar velocidad y los gemidos comenzaron a escapar de mi garganta sin restricción. Un calor familiar se esparcía por todo mi cuerpo asentándose en mi pecho y en mi entrepierna.

Mi respiración aumentaba con su contacto al comenzar su movimiento hundido totalmente entre mis piernas clavándome su puñal de carne en el más delicioso vaivén de lujuria, mientras nuestros labios comenzaban a separarse con mayor intensidad. Su mano desvió su recorrido hacia uno de mis pechos a masajearlo suavemente, empuje mi cadera hacia arriba mientras una ola de placer golpeaba mi cuerpo en aquel sacrificio de placer consumado. Los labios de Jaime bajaron lentamente hacia mi garganta mientras los gemidos dejaban mis labios de manera constante, sentí su lengua recorrer mi garganta y mi cuello se arqueó con la sensación, sus manos dejaron mi pecho y bajaron hacia mis nalgas con sus uñas rasguñando gentilmente mi piel.

Fue entonces que el comenzó a sacudirse en un orgasmo fuerte y extensivo vaciando todo su licor ardiente en mis entrañas mientras que con un grito casi ahogado me avisaba que ya no podía más de placer. Intente apurar mis movimientos para alcanzar el máximo de lujuria y acompañarlo en su deleite que parecía interminable entre sus sollozos impregnados de emoción repitiéndome no sé cuantas veces de cuanto me amaba. Pero todo quedo allí, y lo entendía. Su abstinencia sexual común de tantos días en faena le provocaban su incontrolable capacidad de aguante, y con este maravilloso cuerpo que yo poseía seguramente lo habían hecho saciarse rápido dentro de mí.

Después del concierto espero el vuelto- Le dije y me dirigí al baño para asearme nuevamente.