sábado, 28 de diciembre de 2013

DIA DE LOS INOCENTES












Una historia de cambio de cuerpo acorde a la fecha de hoy, feliz dia de los inocentes ;) atte. Pricila

miércoles, 4 de diciembre de 2013

METAMORFOSIS DE HOMBRE A MUJER CAPITULOS 3 Y 4








METAMORFOSIS DE HOMBRE A MUJER
CAPITULO 3
¿Quién soy?
En resumen desperté esta mañana convertida en una bella mujer, de mi misma edad, y aún estoy tratando de dilucidar, qué es lo que me está sucediendo.

Me miro en el espejo enfundada en aquella tanguita y miro mis generosos pechos que me acaba de entregar la madre naturaleza, o algún conjuro mágico que aún no lograba entender. Mi cintura se había estrechado y la coronaba unas anchas caderas sostenidas por unas muy bien torneadas piernas.

Que me pongo, que me pongo- Pensaba al abrir la puerta del closet (ropero). Había una variedad de ropa femenina, que sin duda era mía, pues todas estaban hechas a mi medida, las cuales fui revisando les la talla, que ahora poseía. Buqué un sostén (brasier o sujetador) que parecía ser del conjunto del calzoncito que tengo puesto, el cual, logré ponérmelo con cierta dificultad, y pude ver como mis tetas quedaban perfectamente guardadas y ahora lucían con una pisca de sensualidad.

No sabía con qué vestir y había tanta variedad de prendas que las tomaba una a una y me las medía en el espejo; vestidos minifaldas pantalones muy juveniles, pero no me atrevía a usar algo demasiado sexy y femenino. Pensar que tantas veces imaginé esto y era la oportunidad de saber lo que sentía el derramar esa sensualidad femenina con ropas de mujer sin necesidad de que me juzgaran, pero de todas maneras sabía que me sentiría incomodo sobre todo si tenía que salir a la calle. Ni siquiera quería pensar cuando llegase ese momento y como era día Sábado aún quedaban 2 días para ir al trabajo. Se me hacía un nudo en el estómago de pensar en el momento en que debería ir a la oficina en esta nueva faceta de mujer. Y enfrentar a todo el personal al que siempre había tratado desde la perspectiva masculina.

Tomé unos pantalones de mezclilla cortos (short) que están un tanto gastados, me los probé se me veían divinos y aunque me quedan un tanto sueltos de la cintura, pero el pronunciado culo que ahora poseía hacía que se me sujetaran perfectamente y de paso ahora luciera una figura privilegiada. Los short no eran exageradamente cortos, sin embargo eran suficientes para lucir aquellas hermosas piernas.

 Si tuviera aún mi pene, de seguro que en estos momentos tendría una erección de tan solo mirarme en el espejo.- pensé en voz alta.

Me puse una polera (playera) blanca, luego tomé mi pelo y lo sequé un poco con el secador. Jamás había usado el pelo largo. Por lo que, me dio un poco de molestia el tener que hacer el ritual del secado de cabello. Una vez terminado tome un colets verde para el pelo que le harían juego a unas sandalias o hawaianas y me hice una especie de moña al menos eso intenté hacer.

Salí del dormitorio y fui a la cocina mi hermanito que ya se había bañado y vestido; esperaba sentado en la mesa de la cocina esperando que le preparara su desayuno.

Mi mamá ¿Dónde fue?- le pregunte para informarme en que situación estaba.

Fue de compras y me dejó dicho que fueras a buscar el auto al taller, antes que llegue mi papá mañana.

Si, lo olvidaba, mi padre trabajaba en faenas mineras en turnos de 8 x 8, al igual que mi supuesto pololo (novio) Jaime. Esto consistía en trabajar lejos de aquí 12 horas durante 8 días, luego descansaban los 8 días siguientes para luego volver nuevamente a la faena minera.

¿A qué taller debo ir a buscar el automóvil?

Pero si tú misma lo llevaste, y yo te acompañé, ¿Qué te pasa?, amaneciste extraña hoy. Fuimos donde ese tipo que me dice cuñado, que te manda saludos y que dice que estás “rebuena”, puchas “el huevón pesado” (antipático). Si Jaime sabe que visitamos ese taller se va enojar.

¿Por qué se va a enojar? Le pregunté

No sé, parece que no le gusta verte cerca de ese tipo.

Mi hermano tenía razón al decir lo antipático que era “el Rafa” (Rafael), lo conocía desde mi colegio, y era un tipo sumamente pedante, aparte de ordinario. Según las niñas (chicas) que yo conocía lo encontraban atractivo, y yo nunca pude entender como ellas podían sentirse atraídas por una persona con singulares características. Si hasta “mi polola” (novia) de ese entonces me había puesto los cuernos en más de alguna ocasión con Rafael. Y a mí siempre me hizo una especie de “Bull ying” en compañía de sus amigos bravucones que le llevaban “el amén” (le seguían el juego y le celebraban sus estupideces) en todo. Para variar era muy buen deportista aunque negado para los estudios fue compañero de curso hasta el penúltimo año de mi enseñanza media (secundaria), cuando reprobó el curso, fue un alivio para el resto de mis compañeros que no soportábamos su pedantería. Más de alguna vez lo escuché hablando con sus pares sobre las niñas con las cuales había intimado, situación que a mí en lo personal me desagradaba. Si bien es cierto los hombres acostumbramos a hacer alarde de nuestras conquistas, pero pienso yo, que hay manera y formas de decirlo y “el Rafa”, no era del tipo de hombres que sintetizaban sus aventuras al relatarlas a sus amigos, seguramente con el fin de demostrarles, que él era mejor que el resto. Y a hasta ahora no había cambiado en nada cuando llevaba el auto al taller siempre salía con ironías acerca del porque mi ex novia se había alejado de mí marchándose lejos a otra ciudad. Definitivamente era un tipo insoportable.
Una vez que desayunamos, con mi hermano nos dirigimos al taller que quedaba un poco alejado del lugar en que vivíamos.

Antes de salir fui por un bolso muy bonito casi deportivo el mismo que contenía toda mi documentación que acreditaba mi nueva identidad. Me puse el primer perfume que había sobre el tocador, que tenía un aroma que me gustó bastante. Y así entre nervios.
 Fue mi primera sensación que tuve al salir a la calle como una mujercita. Eran las 11 de la mañana y el calor de fines de Diciembre se hacía insoportable, esos quemantes rayos de sol parecían saludar no muy amistosamente a mi fina piel femenina.

Me sentía un tanto incomoda, como si estuviese semidesnudo/a. Pero la compañía de mi hermano me ayudó lo suficiente para soportar el suplicio de enfrentarme a mi nueva realidad fuera de mi ámbito familiar en aquel cuerpo de mujer. En la calle, encontré algunas personas conocidas que me saludaban, yo les devolvía el saludo con una mirada y asintiendo la cabeza y algunos les regalaba una sonrisa. A todos los que encontraba pareciese que yo era la persona que siempre habían conocido como si los cambios en mi cuerpo nunca hubiesen existido y mi nueva fisonomía les fuera totalmente familiar.

Sentía mis pechos moverse rítmicamente al compás de mis pasos, mientras que el volumen de mis nalgas hacían que sin querer balanceara mis caderas al caminar, mi andar era sin querer de una manera muy femenina y más de alguien que pasó, se dio vueltas a mirarme y uno que otro que otro bocinazo me lanzaron la esquina de una calle, al esperar la locomoción colectiva que nos acercaría al taller en cuestión.

Mi hermano me observaba y me dirigía uno que otro dialogo que yo le contestaba entre cortada muchas de sus preguntas no tenían o carecían de una respuesta de mi parte. Por mi parte también intentaba interrogarlo a él para ir averiguando sobre mi personalidad adquirida.
Averigüé que vivíamos en casa con mis padres y que trabajaba en aquella financiera tras recibirme de Ingeniera Comercial en la universidad, Mi hermana mayor vivía en otra ciudad en compañía de su pareja ambos eran profesionales y según mi hermano estarían de visita en los próximos días para las fiestas de fin de año. Todo era normal era lo misma vida que llevaba, solo que en vez de hombre, ahora era una mujer y por la apariencia física adquirida, me estaba gustando el rol que ahora jugaba mi vida. Al menos eso creía hasta ahora.

Nos subimos a un “taxi colectivo”, que recorría dentro de la ciudad. El conductor me miró por el espejo retrovisor y me dijo:

¿A dónde la llevo dama?

Alameda por favor. Le respondí, mi voz sonaba nerviosa, y eso creo que le daba un toque de sensualidad. Reflexione al evocar las palabras del taxista. Me llamó “dama”. Al darme el vuelto del dinero por el pasaje sentí el roce de su manos, y sentí una sensación que no había sentido al rozar las manos de un hombre. Y cuando llegamos al sitio el taxista me dijo:
Ya corazón, cuídese y ojalá que nos volvamos a ver.

Yo no dije nada solo guarde silencio.

Esa era mi nueva realidad. ¿Así sería ahora el resto de mi vida? ¿Me acostumbraría a soportar vivir así? ¿Volvería ser como era antes? Esa eran las interrogantes que me hacía mientras caminábamos al taller. 



METAMORFOSIS DE HOMBRE A MUJER
CAPITULO 4
 EL TALLER DE RAFAEL

“Alejandrita Albanes”, Me saludó una voz varonil desde el fondo del taller.

Hola Rafael. Le contesté titubeando, nunca me hubiese imaginado una escena tal, estar en el cuerpo de una mujer enfrente del tipo que me hacía la vida fatídica durante mis años de colegio y no solo a mí si no a que varios de mis compañeros. Pero todo parecía ser cierto y allí estaba Rafael, vestido con un overol de mecánico amarrado a la cintura dejando delatar su fibroso cuerpo cubierto por una sudadera bastante limpia para alguien que trabajaba en ese lugar.

Te tengo listo el auto de tu papá- Me dijo en un tono amable del que yo no estaba acostumbrado a recibir de parte de él. Mientras notaba como me desnudaba con la mirada.

Oye quieres darme un infarto- Me dijo mientras clavaba su mirada en mis piernas-Te ves buenísima. El auto de tu papa debería tener más visitas a mi taller.

No sabía que responder, mi mente no estaba acostumbrada a recibir halagos de ese tipo y menos de alguien con quien nunca me llevé bien.
 
Me dijo: Pasemos a la oficina, para arreglar el asunto de lo honorarios, claro que por mí te haría el trabajo gratis pero por desgracia el taller es de mi papá.

Está bien le respondí mientras veía que mi hermano se dirigía al automóvil de Rafael que lo tenía sumamente enchulado, sabía que con dicho vehículo participaba en carreras clandestinas.

Veré los autos yo te espero aquí- medio mi hermano.

Véalo no más cuñadito si quiere se sube y lo mira por dentro, esta “filete”.¿ No cierto Alejandra?

Lo miré mientras veía como mi hermano se subía al automóvil y le dije.

No sé yo jamás me he subido allí.

Los demás mecánicos me miraban de lejos y se secreteaban entre ellos yo imaginé que hablaban de mí mientras subía las escaleras hacia el despacho de Rafael.

¿Cómo te ha ido?- Su tono amable me sorprendía y sus ojos penetrantes verdes me descolocaban. Al parecer las hormonas femeninas que ahora habitaban en mi cuerpo funcionaban si hasta sentí humedecérseme mi tanguita ante la mirada seductora de él. Que me pasa me decia a mi mismo esto no puede estar pasándome, el hecho que este en un cuerpo de mujer no me puede provocar que ahora me produzcan el gusto por los hombres.

Cuando me paso la boleta del cobro me dijo:

Janita ¿Cuando vamos a salir de nuevo?

¿Perdón , no entendí?

Oye no vas a negar que la pasaste bien la semana pasada.

Yo… no se dé que me hablas.. Tu sabes qué .tengo pololo (novio).

Eso no pareció importarte mucho la última vez que salimos.

Le pasé el dinero y al hacerlo, me tomó la mano, situación que me hizo estremecer, era una experiencia nueva para mí.

Me afirmo de mi muñeca y me atrajo hacia él.

Alejandra sabes que aun me gustas. Y sé que yo a tí también, eso no me lo puedes negar ahora.

No se dé que hablas, ya dame el vuelto (cambio) que debo irme.
Ahora su cara estaba muy cerca de la mía. Yo ignoraba lo que me estaba pasando pero me agradaba sentirme así, acosada y que me trataran con importancia mas allá de que el tipo que me estaba seduciendo fuera uno de los compañeros que más desagradables recuerdos tenia de mi época de colegial.

Dime que no te has olvidado de mí- su voz sonaba segura de todo lo que decía- Recuerda que yo fui tu primer hombre, y en todos estos años siempre vuelves a mi aunque sea esporádicamente. Pero así está mejor y a este romance no lo matará la rutina, pero no puedo negar que en esos lapsos de separación te extraño demasiado, y siento celos de que otro hombre te tenga que hacer suya.

Rafael, no sé de qué me estás hablando, te juro que no entiendo nada ni siquiera recuerdo nada, ¿que tonterías estás diciendo?

¿Cómo no vas acordarte de todo lo que hemos vivido juntos?

No, no recuerdo nada y ya debo irme.

Me dijiste que tenías un diario de vida en que escribías lo mas importante de lo que te había sucedido, de seguro yo estoy ahí, todo lo que ha pasado entre tú y yo debiera estar escrito allí.

¿Diario de vida? Jamás he tenido uno, y si así fuera no soy de las que escribirían tonterías, y otra cosa más, jamás me fijaría en un tipo como tú.

Pero como puedes ser tan cínica, después de todo lo que ha pasado entre tú y yo.

Rafael, yo no recuerdo nada de nada. Y ahora quiero irme ya.

A ver si te refresco la memoria- Me dijo y tomándome con mucha fuerza me atrajo hacia él y me besó. Resistí todo lo que pude intenté zafarme de sus brazos pero mi fuerza se había reducido considerablemente, debido a mi nueva anatomía. Sentí esos labios masculinos presionar los míos y aunque la excitación parecía doblegarme intenté no abrí mi boca para recibir sus labios. Sus manos comenzaron a recorrer mi espalda luego estrujaron mis nalgas.

¿Ves que te gusto?- Para que negarte a lo que sientes
 

Eso hizo que me relajara y sin darme cuenta le estaba respondiendo a sus besos de una manera tan natural como si mi boca estuviera acostumbrada a besar la suya. Eso lo entusiasmo más y sus manos recorrieron mi espalda por debajo de mi polera y pude sentir esa mano dura y fuerte recorrer mi suave piel haciéndome estremecer regalándome experiencias nuevas, pero que aparentemente para mi cuerpo le eran totalmente familiares y así lo noté al sentir como mis senos se iban erectando al roce de los besos y caricias y una mano más osada recorrió uno de ellos haciéndome lanzar un gemido que me sorprendió mas a mí que a él.

Logré apartarme bruscamente de él casi con la respiración entre cortada y le dije:

Es mejor que me vaya, esto no está bien. Nada está bien. Tú no sabes nada de lo que está sucediendo.

 Si lo sé, que tú estás loca de amor por mí y que te sigo gustando y que nunca he dejado de gustarte.

Esa arrogancia que desde mi punto de vista de hombre me molestaba, mi cuerpo de mujer parecía deleitarle porque las sensaciones interiores que sentía me ponían a mil, y si hubiésemos estado en un lugar a solas no se que diablos hubiese pasado entre nosotros.

La situación que me molestaba era que yo criticaba a las mujeres que se involucraban con él y yo parecía que sin duda era una más de sus conquistas.

 
Antes de abordar el automóvil se despidió con normalidad enfrente de mi hermanito. Yo estaba sumamente nervioso por lo sucedido y sentía mi calzoncito mojado no sé si por el calor reinante del principio del verano o si era por la excitación provocada por el otrora arrogante ex compañero de curso y con quien al parecer yo tendría un oculto romance.